Miró abajo y retrocedió para no perturbarla.
La niña encogida chillaba,
en su mano derecha una piedrita, en la izquierda la suciedad del suelo.
Se aferró a las largas piernas del hombre, presionando sus testículos con su cabecita húmeda en sudor.
Él retiró la piedrita de la mano, guiándola a su pene.
La niña dejó de llorar.
Marta
Chile
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Citamos a Carlos Mellado (Poeta Chileno):
Preludio
Nadie puede decirme quién fui yo en este día.
¿Me divisó algún ojo? ¿Causé alegría o pena?
Tal vez ni me di cuenta que era esto la vida,
Con los ojos cerrados recorrí mis arterias.
(fragmento)
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