¿Para qué dar señales de vida?
Publicado por CristaldeBaco
"Para comprender, me destruí. Comprender es olvidarse de amar. No conozco nada más al mismo tiempo falso y significativo que aquel dicho de Leonardo da Vinci de que no se puede amar u odiar una cosa sino después de haberla comprendido."
(Libro del desasosiego. Fernando Pessoa)
Para entender la poesía y sobre todo a Fernando Pessoa debemos arrancar los sentidos de las fauces de la objetividad, el dogmatismo, el intelecto, el moralismo y del funcionamiento del lenguaje que favorecen el pensamiento científico y rígido pero no poético. El poema es un lenguaje subjetivo donde el poeta -simple mortal- huye de la abstracción y de lo eterno para refugiarse en una confesión bastante particular y de sincera sensación. Es cierto que todos los sentimientos humanos tienen naturaleza literaria, pero no hablamos del poeta romántico sufriendo por todos, sino que del propio sufrimiento encarnado en la poesía. Tampoco este tipo de poema es un panfleto canturreado ni es poesía social. El poeta es libre de tratar la postura, el fundamento, la semántica, la sintáctica y el tono tratará el poema. El ámbito de un poema es mágico, irreal, fantasmagórico. Y como diría el poeta Avelino Oreiro, "aunque el poema se halle en las antípodas de la lógica convencional y la realidad, el poema tiene su propia lógica, es algo así como un jeroglífico".
La poesía de Pessoa es sublime, mètrica, a-tonal, hermètica, profunda, desordenada, desesperada ..maldita y nace de la necesidad irremediable de signar la problemática existencial y por lo tanto no tiene como primera necesidad el enfoque de sonar lindo, basarse en lugares comunes o el uso de palabras tan manoseadas como el amor -entendido como el sustantivo definidor del poema-, sino el sublimizar el dolor y convertirlo en arte para dar una razón de grandeza a la existencia. La poesía más allá de si es maldita o no, nace de una rebeldía del hombre a las definiciones, y por lo tanto puede ser una potencia destructiva, in-definidora, entonces dejémosla que se nos aparezca como un misterio, no la falseemos en definiciones, porque no podremos evitar la disección de la palabra, y el amor es el santo mártir de la palabra.
No nos empeñemos tampoco en analizar tanto un poema, faenándolo al fin y al cabo, disfrutémoslo, como advierte Lazaro Carreter, "fondo y forma no pueden separarse, sería tan absurdo como deshacer un tapiz para comprender su trama: obtendríamos como resultado un montón de hilos rotos." He terminado con una cátedra de poesía y remato con este verso de interrogación retórica:"¿que tengo yo que mi amistad procuras?" Lope de Vega.
@ Michelle Valencia G. -18-10-2012
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Fotografía: Fernando Pessoa
PROPUESTA DE INTERVENCIÓN PARA EL DESARROLLO DEL MODELO EDUCATIVO COMP
Aquel que esté libre de dígitos, que arroje la primera máquina.
Nos hemos olvidado cómo encajan las cosas, nos hemos olvidado de conocer las respuestas sobre salvaciones y hundimientos. Y ahora los fragmentos unen lo disperso, la fatalidad de la certeza. El ahogo detrás de una llamada a un número equivocado. Sueños que descienden en la conciencia. ¿Cuánto se puede naufragar detrás de unos ojos azules? El amor palpita sintiéndose venganza que envenena. Cuántas culpas llenarán esta casa que le pertenece al dolor y al odio. Sombras hechas de polvo de estrellas. Alguien será llevado por la marea y alguien esperará en costas que no figuran en mapas. Pero nunca sabremos, nunca nadaremos en estas olas de imperfección hasta conocerlo todo. La pausa de los espejos nunca nos dirá cuánto se puede naufragar detrás de unos ojos azules.
Alejandro Bentivoglio
http://memoriasdeldakota.blogspot.com.ar
Breve reseña: Alejandro Bentivoglio nació en 1979 en Avellaneda. Cursó el Profesorado de Castellano, Literatura y Latín. En 2006 publicó Revólver y Otras Historias del Lado Suave (Letras del Sur Editora) y en 2008, Dakota/Memorias de una Muñeca Inflable. Sus microficciones han sido incluidas en antologías de Argentina, Estados Unidos, Colombia, Perú y España.
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Publicado por MeRiAdOx

Publicado por CristaldeBaco
"Pintar es un ejercicio para dejar los frenos inhibitorios y dejar vagar los pensamientos, en una liberación de sensaciones e imágenes, y con el fin de vivir el arte como experiencia de vida y de espiritualidad." Michelle Valencia G.
La artista plástica chilena Michelle Valencia G. inagura su primera exposición, la cual reflejará diversas facetas de su formación artística. Sus obras fueron concebidas en acrílico sobre tela, bajo técnica mixta desde hace 5 años.
En la experimentación del arte y exploración de nuevos conceptos, sus inspiraciones se han desarrollado bajo diversas formas brillantes y lúdicas, intentando plasmar el poder evocador de los sueños, a través del el desarrollo de la espacialidad, la materialidad y el aire de sus obras.
Fecha Exposición: Abierta desde el 5 mayo al 30 de junio del 2012.
Horario: - Viernes 19:30 a 23:00 hrs. - Sábados 11:00 a 14:00 // 18:00 a 23:00 hrs. - Domingos 11:00 hrs a 14:00 hrs.
Inauguración de la Exposición: Comienza a las 19:00 hrs. sábado 5 de mayo
En la inauguración esta exposición se mostrará al público una variedad de obras bajo atmósferas dinámicas e intensas, en un encuentro mágico con una variada selección de tarotistas, músicos, y cóctel de honor, que convertirán la noche en una cautivante y reveladora exhibición.
Anuncie previamente su visita a la inaguración a: micvalenc@gmail.com o a manolo@cult-art.cl
Teléfonos: 09-5764819 / 32-2227785/ 09-3581596.
Lugar:
Almirante Montt esquina Galos Cerro Alegre (hostal con bicicleta en la ventana)
Galería Cult-Art
www.cult-art.cl
Valparaíso
Fundamento de la obra: En la obra de Michelle Valencia, esta expresa distintas sensaciones y emociones por medio del color y la fuerza que le permiten salir y entrar airosamente de un estilo a otro, a través de la contemplación del ser y la vida. Tanto su grafica como su abstracción obedecen al depurado oficio de las certezas de sangre que da el trabajo de la creación artística, y que surgen de la revelación onírica, mágica y emocional que da el lenguaje de las imágenes plasmadas en nuevas cosmogonías y personajes más allá del formato, en constante evolución y movimiento.
Les esperamos!
Invita Sociedad de Poetas Anónimos
Publicado por Jil Guti
Etiquetas: Literatura , literatura infantil
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Teatromuseo del Titere y el Payaso
Cumming 795
Valparaiso, Chile
www.teatromuseo.cl
FONO: (056) (32) 259 2226
http://www.facebook.com/TeatroMuseoDelTitereyElPayaso
http://twitter.com/teatromuseodel
http://www.youtube.com/watch?v=lL4Jf-4DDkc
Jehovás de sangre, emperadores pálidos, pálidos emperadores, dos tiranos PODRIDOS rigen a, Yanquilandia: el dinero y el cinematógrafo… es posible?... sí, es posible, es posible… ja! ja! ja!., ja! ja! ja!
Toda la filosofía yanqui está bostezando desnuda está bostezando en las salas idiotas de los biógrafos; Yanquilandia es un enorme espectáculo de cine: toda la sociología yanqui está bostezando desnuda está bostezando entre el debe, y el haber, el haber y el debe, el debe y el haber de los subterráneos bancarios; Yanquilandia, Yanquilandia se parece a una tremenda caja de caudales en donde ladrasen los negros, las rubias y el protestantismo…– … toda la filosofía yanqui está bostezando desnuda está bostezando en las salas idiotas de los biógrafos! …–
–Yanquilandia: eres imbécil, eres conceptual, vulgar, y siendo, siendo roña, siendo vaca, siendo cura, eres, oh!, eres la divina flor del genio, tú, la masa superflua y burocrática eres hoy, eres hoy el ejemplo azul de la tierra!... es posible?... es posible?
* * *
Cual una extensa vaca rubia, cual una extensa vaca rubia Yanquilandia gravita rumiando, rumiando, rumiando el porvenir de las bestias y defecando paradojas; rugen los cow-boys sus verdes sonetos a la fuerza, arrinconados, como búfalos, como búfalos tras los estilos prehistóricos, rugen, rugen, tal cuadrigas de rinocerontes, los cánticos del hombre libérrimo, libérrimo, libérrimo, hermano del árbol, hermano del agua, hermano del fuego, hermano del fuego; aúllan los transatlánticos, las locomotoras, los tranvías horizontales, los dreadnoughts cansados, marinos, lejanos, los hidroplanos, los monoplanos, los biplanos, los aeroplanos, los difusos zeppellines macabros, las fábricas, las usinas tentaculares, las rojas cárceles, sordas, foscas, las maestranzas, los manicomios, ¡los manicomios!, los hospicios, los almacenes, los hospitales, los tribunales, los hoteles, las iglesias, los restaurantes, los prostíbulos, los bancos, las tiendas, las bolsas de comercio, los clubs, los bares, las cámaras, las tabernas, los garitos, las oficinas públicas, los hipódromos, los cementerios, los cementerios, los cementerios los cinematógrafos, aúllan, aúllan las grúas rotundas, melancólicas, negras, y aúlla el tráfico cosmopolita, metropolitano, consuetudinario, rotativo y triste, triste y rotativo, aúllan, aúllan aúllan los cielos, la tierra y el mar yanquis, completamente yanquis, completamente yanquis, yanquis, aúllan en inglés los cielos, la tierra y el mar aúllan en inglés, los cielos, la tierra y el mar aúllan en inglés; lloran las prostitutas y canta la moderna actriz, lloran las comadronas, lloran las sirvientillas, lloran las colegialas y canta el multimillonario ladrón, lloran los suplementeros, los obreros, los carpinteros los zapateros, los panaderos, el albañil azul, matinal e infinitesimal y canta la proxeneta aristocrática en calzones sobre la seriedad de las cosas íntimas, lloran los maridos pobres y las esposas pobres, ¡los pobres honrados!, las costureritas, y canta, canta el banquero, el parlamentario, el rentista, el prestamista, el folletinista, el caftens, el cinematografista, lloran los mendigos, los poetas, los deformes, lloran, lloran como microbios o como difuntos que iluminasen la vida pasada con la nocturna luz de los recuerdos, y canta, canta, canta el burgués gozoso y sonoro, sonoro y gozoso como un animal, trina el lujo, llora la miseria, juega el niño, meditan los ancianos, meditan los enfermos y los sabios, declaman charlatanes y periodistas, peroran comerciantes y arribistas, apostrofa a las tumbas el cantor maquinal del futuro, ¡el cantor maquinal!, ríen los niños, ríen las novias y la flor sonríe, y un son de establos y de granjas, de siembras, de chacras, de huertas, una canción, una canción de legumbres y de trigales, de sudores y de ponientes, una canción olorosa a viñas floridas, a frutas maduras viene llegando día a día, de los predios agrarios en la santidad del trigo y el pan, en la dignidad del vino y la sal, el agua y la leche honesta, en
Yanquilandia echa sobre la cara rugosa de
* * *
Tierra de hombres azules, trágicos, mecánicos, geométricos, poetas de lo positivo, lo práctico, lo práctico Yanquilandia va improvisando, improvisando, improvisando e inventando, creando el mundo a cada momento, creando el mundo, y escribiendo, cual ingenua mecanógrafa, el canto gris de los silencios, vertiginosamente, vertiginosamente y con cien copias simultáneamente; allí todo es posible: improvisar millones y poemas, improvisar ciudades y personas, improvisar presidentes amados, improvisar democracias totales, improvisar los nuevos sentidos de la nada y verdades estrambóticas que sumen la mentira de hoy colosalmente, improvisar héroes, héroes, sabios y santos, guerreros, artistas, ladrones, gobernantes, mercaderes, boxeadores, cantatrices o millonarios, improvisar palacios de cien, doscientos y trescientos pisos, musicales, resonantes, admirables, sujetos como el sol y las estrellas a la gravitación cósmica, con frutos, frutos, raíces, raíces, raíces, flores y hojas lomismo que canciones o mejor, montañas, con vegetación, con vegetación, con vegetación de nobles, rurales predios agrícolas, improvisar escuadras que manchen los océanos de aceite, gin, disciplina y tabaco inglés, dólares y cachimbas y dólares, improvisar sociedades anónimas capaces de hacerle, de hacerle un cinturón de oro a la luna y escarpines de plata a toda estrella, a toda estrella de cualquier océano, improvisar las cosas eternas y la luz, lo pasado el presente, lo futuro Dios y las sepulturas;… tierra de hombres azules, tierra de hombres azules, tierra de hombres-teléfonos, tierra de hombres-telégrafos, tierra de hombres-telémetros, tierra de hombres-gramófonos, tierra de hombres-taxímetros, tierra de hombres-cinematógrafos, tierra de hombres-cinematógrafos, tierra de hombres-automóviles, tierra de hombres-locomóviles, tierra de hombres-relojes, hombres-motores, hombres-relojes, hombres a máquina, tierra de hombres movidos A electricidad y espíritus a bencina, sexos a carbón, vientres a carbón, lenguas a carbón, cerebros a carbón y almas fúnebres A gas, tierra de hombres azules, tierra de hombres azules, tierra de hombres azules con el azul químico y cínico de los laboratorios, Yanquilandia! …Yanquilandia!...
Lo mismo que tristes, fatales neblinas llora su corazón, lo mismo que tristes, fatales neblinas, y en las plazas públicas, en las plazas públicas de sus gestos mundiales, los multimillonarios van fumando, van fumando, van fumando anacrónicamente gordas cachimbas gordas y románticas; peroran y declaman, declaman y peroran y peroran los avisos funambulescos…
* * *
Los Gemidos, 1922, Pablo de Rokha.
GATO GRIS MUERTO
.............................................Brujos enseñaron que los gatos
.............................................pueden alojar almas humanas.
Figura empapada del asfalto o vuelto hacia las nubes,
eres el muerto más perfecto que yo he visto.
Pero cómo descubrir que la vigilia que te llega,
ya indiferente a cualquier invocación,
tu realidad verdadera de hijo del demonio,
de locatario esbelto de almas,
que estableció para tu antepasado africano
la voluntad miedosa de los clanes familiares
y confirmó la impar justicia de la magia.
Pronto vendrán hasta tu cuerpo abandonado
ladrones de velas,
y robarán las tibias, su recatada médula.
Porque es sabido que cuando tales huesos despierten
despertarán las almas en ellas internadas,
y en un pueblo lejano y caníbal,
hombres que trabajan y tienen amores, instantáneamente se convierten en
estatuas.
Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas,
y arañar, si quieren, el corazón del huésped.
Alberto Girri, Poeta Argentino (1919-1991)
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Pintura: "Langue aux chats", Roberto Matta
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LA LITERATURA ASUMIDA DESDE LA TERATOLOGÍA A LA NUEVA CARNE

Imaginemos
que se nos acabó el tiempo.
Que ya cansados
nos sentamos, al borde,
en una roca.
Supongamos que,
tal como habíamoslo oído,
esperamos, pacientemente
junto al río,
y que
para nuestro espanto
o para todo nuestro asombro,
lo que pasó flotando
fue nuestro cadáver.
Cristian A. Briones Cortés
Santiago de Chile
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Pintura: “Napalm” by Oswaldo Guayasamin
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Citamos a César Vallejo:
“Y me alejo de todo, porque todo
se queda para hacer la coartada:
mi zapato, su ojal, también su lodo
y hasta el doblez del codo
de mi propia camisa abotonada.”
Sociedad de poetas anónimos
“Apuntamos a tu alma, mirada trascendental
Que atraviesa las flores epifanicas de este espacio”
Publicado por CristaldeBaco

Quienes esten desarrollando el genero narrativo y cuentista, sugerimos tener de referente a Guy de Maupasantt, y les dejamos este cuento llamado “¿Fue un sueño?” definitivamente fascinante y en el cual tratan sus temas favoritos como la presencia obsesiva de la muerte, el desvarío y lo sobrenatural. Maupassant es referente en cuentos y es uno de esos escritores que hay que leer para aprender a escribir pues tiene todas las virtudes con las que solemos identificar a los maestros.
Título cuento: ¿Fue un sueño?
Genero: Literario clásico -Cuento corto de terror.
Autor: Guy de Maupasantt (1850-1893) *Escritor francés.
¿FUE UN SUEÑO?
¡La había amado locamente!
¿Por qué se ama? ¿Por qué se ama? Cuán extraño es ver un solo ser en el mundo, tener un solo pensamiento en el cerebro, un solo deseo en el corazón y un solo nombre en los labios... un nombre que asciende continuamente, como el agua de un manantial, desde las profundidades del alma hasta los labios, un nombre que se repite una y otra vez, que se susurra incesantemente, en todas partes, como una plegaria.
Voy a contaros nuestra historia, ya que el amor sólo tiene una, que es siempre la misma. La conocí y viví de su ternura, de sus caricias, de sus palabras, en sus brazos tan absolutamente envuelto, atado y absorbido por todo lo que procedía de ella, que no me importaba ya si era de día o de noche, ni si estaba muerto o vivo, en este nuestro antiguo mundo.
Y luego ella murió. ¿Cómo? No lo sé; hace tiempo que no sé nada. Pero una noche llegó a casa muy mojada, porque estaba lloviendo intensamente, y al día siguiente tosía, y tosió durante una semana, y tuvo que guardar cama. No recuerdo ahora lo que ocurrió, pero los médicos llegaron, escribieron y se marcharon. Se compraron medicinas, y algunas mujeres se las hicieron beber. Sus manos estaban muy calientes, sus sienes ardían y sus ojos estaban brillantes y tristes. Cuando yo le hablaba me contestaba, pero no recuerdo lo que decíamos. ¡Lo he olvidado todo, todo, todo! Ella murió, y recuerdo perfectamente su leve, débil suspiro. La enfermera dijo: "¡Ah!" ¡y yo comprendí!¡Y yo comprendí!
Me consultaron acerca del entierro pero no recuerdo nada de lo que dijeron, aunque sí recuerdo el ataúd y el sonido del martillo cuando clavaban la tapa, encerrándola a ella dentro. ¡Oh! ¡Dios mío!¡Dios mío!
¡Ella estaba enterrada! ¡Enterrada! ¡Ella! ¡En aquel agujero! Vinieron algunas personas... mujeres amigas. Me marché de allí corriendo. Corrí y luego anduve a través de las calles, regresé a casa y al día siguiente emprendí un viaje.
Ayer regresé a París, y cuando vi de nuevo mi habitación - nuestra habitación, nuestra cama, nuestros muebles, todo lo que queda de la vida de un ser humano después de su muerte -, me invadió tal oleada de nostalgia y de pesar, que sentí deseos de abrir la ventana y de arrojarme a la calle. No podía permanecer ya entre aquellas cosas, entre aquellas paredes que la habían encerrado y la habían cobijado, que conservaban un millar de átomos de ella, de su piel y de su aliento, en sus imperceptibles grietas. Cogí mi sombrero para marcharme, y antes de llegar a la puerta pasé junto al gran espejo del vestíbulo, el espejo que ella había colocado allí para poder contemplarse todos los días de la cabeza a los pies, en el momento de salir, para ver si lo que llevaba le caía bien, y era lindo, desde sus pequeños zapatos hasta su sombrero.
Me detuve delante de aquel espejo en el cual se había contemplado ella tantas veces... tantas veces, tantas veces, que el espejo tendría que haber conservado su imagen. Estaba allí de pie, temblando, con los ojos clavados en el cristal - en aquel liso, enorme, vacío cristal - que la había contenido por entero y la había poseído tanto como yo, tanto como mis apasionadas miradas. Sentí como si amara a aquel cristal. Lo toqué; estaba frío. ¡Oh, el recuerdo! ¡Triste espejo, ardiente espejo, horrible espejo, que haces sufrir tales tormentos a los hombres! ¡Dichoso el hombre cuyo corazón olvida todo lo que ha contenido, todo lo que ha pasado delante de él, todo lo que se ha mirado a sí mismo en él o ha sido reflejado en su afecto, en su amor! ¡Cuánto sufro!
Me marché sin saberlo, sin desearlo, hacia el cementerio. Encontré su sencilla tumba, una cruz de mármol blanco, con esta breve inscripción:
"Amó, fue amada, y murió."
¡Ella está ahí debajo, descompuesta! ¡Qué horrible! Sollocé con la frente apoyada en el suelo, y permanecí allí mucho tiempo, mucho tiempo. Luego vi que estaba oscureciendo, y un extraño y loco deseo, el deseo de un amante desesperado, me invadió. Deseé pasar la noche, la última noche, llorando sobre su tumba. Pero podían verme y echarme del cementerio. ¿Qué hacer? Buscando una solución, me puse en pie y empecé a vagabundear por aquella ciudad de la muerte. Anduve y anduve. Qué pequeña es esta ciudad comparada con la otra, la ciudad en la cual vivimos. Y, sin embargo, no son muchos más numerosos los muertos que los vivos. Nosotros necesitamos grandes casas, anchas calles y mucho espacio para las cuatro generaciones que ven la luz del día al mismo tiempo, beber agua del manantial y vino de las vides, y comer pan de las llanuras.
¡Y para todas estas generaciones de los muertos, para todos los muertos que nos han precedido, aquí no hay apenas nada, apenas nada! La tierra se los lleva, y el olvido los borra. ¡Adiós!
Al final del cementerio, me di cuenta repentinamente de que estaba en la parte más antigua, donde los que murieron hace tiempo están mezclados con la tierra, donde las propias cruces están podridas, donde posiblemente enterrarán a los que lleguen mañana. Está llena de rosales que nadie cuida, de altos y oscuros cipreses; un triste y hermoso jardín alimentado con carne humana.
Yo estaba solo, completamente solo. De modo que me acurruqué debajo de un árbol y me escondí entre las frondosas y sombrías ramas. Esperé, agarrándome al tronco como un náufrago se agarra a una tabla.
Cuando la luz diurna desapareció del todo, abandoné el refugio y eché a andar suavemente, lentamente, silenciosamente, hacia aquel terreno lleno de muertos. Anduve de un lado para otro, pero no conseguí encontrar de nuevo la tumba de mi amada. Avancé con los brazos extendidos, chocando contra las tumbas con mis manos, mis pies, mis rodillas, mi pecho, incluso con mi cabeza, sin conseguir encontrarla. Anduve a tientas como un ciego buscando su camino. Toqué las lápidas, las cruces, las verjas de hierro, las coronas de metal y las coronas de flores marchitas. Leí los nombres con mis dedos pasándolos por encima de las letras. ¡Qué noche! ¡Qué noche! ¡Y no pude encontrarla!
No había luna. ¡Qué noche! Estaba asustado, terriblemente asustado, en aquellos angostos senderos entre dos hileras de tumbas. ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Sólo Tumbas! A mi derecha, a la izquierda, delante de mí, a mi alrededor, en todas partes había tumbas. Me senté en una de ellas, ya que no podía seguir andando. Mis rodillas empezaron a doblarse. ¡Pude oír los latidos de mi corazón! Y oí algo más. ¿Qué? Un ruido confuso, indefinible. ¿Estaba el ruido en mi cabeza, en la impenetrable noche, o debajo de la misteriosa tierra, la tierra sembrada de cadáveres humanos? Miré a mi alrededor, pero no puedo decir cuánto tiempo permanecí allí. Estaba paralizado de terror, helado de espanto, dispuesto a morir.
Súbitamente, tuve la impresión de que la losa de mármol sobre la cual estaba sentado se estaba moviendo. Se estaba moviendo, desde luego, como si alguien tratara de levantarla. Di un salto que me llevó hasta una tumba vecina, y vi, sí, vi claramente como se levantaba la losa sobre la cual estaba sentado. Luego apareció el muerto, un esqueleto desnudo, empujando la losa desde abajo con su encorvada espalda. Lo vi claramente, a pesar de que la noche estaba oscura. En la cruz pude leer:
"Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Amó a su familia, fue bueno y honrado y murió en la gracia de Dios."
El muerto leyó también lo que había escrito en la lápida. Luego cogió una piedra del sendero, una piedra pequeña y puntiaguda, y empezó a rascar las letras con sumo cuidado. Las borró lentamente, y con las cuencas de sus ojos contempló el lugar donde habían estado grabadas. A continuación con la punta del hueso de lo que había sido su dedo índice, escribió en letras luminosas, como las líneas que los chiquillos trazan en las paredes con una piedra de fósforo:
"Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Mató a su padre a disgustos, porque deseaba heredar su fortuna; torturó a su esposa, atormentó a sus hijos, engañó a sus vecinos, robó todo lo que pudo, y murió en pecado mortal."
Cuando hubo terminado de escribir, el muerto se quedó inmóvil, contemplando su obra. Al mirar a mi alrededor vi que todas las tumbas estaban abiertas, que todos los muertos habían salido de ellas y que todos habían borrado las líneas que sus parientes habían grabado en las lápidas, sustituyéndolas por la verdad. Y vi que todos habían sido atormentadores de sus vecinos, maliciosos, deshonestos, hipócritas, embusteros, ruines, calumniadores, envidiosos; que habían robado, engañado, y habían cometido los peores delitos; aquellos buenos padres, aquellas fieles esposas, aquellos hijos devotos, aquellas hijas castas, aquellos honrados comerciantes, aquellos hombres y mujeres que fueron llamados irreprochables. Todos ellos estaban escribiendo al mismo tiempo la verdad, la terrible y sagrada verdad, la cual todo el mundo ignoraba, o fingía ignorar, mientras estaban vivos.
Pensé que también ella había escrito algo en su tumba. Y ahora, corriendo sin miedo entre los ataúdes medio abiertos, entre los cadáveres y esqueletos, fui hacia ella, convencido que la encontraría inmediatamente. La reconocí al instante sin ver su rostro, el cual estaba cubierto por un velo negro; y en la cruz de mármol donde poco antes había leído: Amó, fue amada, y murió. Ahora leí:
"Habiendo salido un día de lluvia para engañar a su amante, pilló una pulmonía y murió."
Parece que me encontraron al romper el día, tendido sobre la tumba, sin conocimiento.
Guy de Maupassant
Ilustración: Homero
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Sociedad de poetas anónimos
“Apuntamos a tu alma, mirada trascendental
Que atraviesa las flores epifanicas de este espacio”