Llevo toda una vida mirándola.
Desde que su madre estaba embarazada.

He visto como crece su cuerpo,
Como se viste y como se maquilla,
Pero no sé en qué momento perdió la razón.

Ella es preciosa.
Tiene unos ojos y labios perfectos
Piernas largas y muy buen gusto.
Pero empezó a sentirse fea,
Más fea que cualquier otra aun si no lo era.

Noté sus cambios de humor,
Se gritaba y a veces, se auto flagelaba,
Se tocaba su cuerpo y lloraba.
Y aun viendo todo eso, yo, sólo la miraba.

Un día se puso de pie enfrente de mí.
No sabía lo que ella estaba pensando ni lo que hacía cuando salía del cuarto
Pero, el reflejo en sus ojos dejó de ser el que era.

Aun si yo la veía más hermosa que nunca,
El reflejo que yo le mostraba, en sus ojos
Se veía espantoso.
No era ella, no, no lo era,
Sin embargo ella creía que sí lo era.

Dejó de comer, sólo tomaba agua y botaba lo demás.
Claro, habían días que comía para no desmayarse
Pero cuando lo hacía, atiborraba su boca con porquerías,
Después lloraba y las vomitaba.
Por alguna razón eso la hacía sentir orgullosa.

Y yo la miraba.
Acurrucada en una esquina, odiándose, golpeándose, matándose.
Yo... no podía hacer nada.
Su obsesión por ser delgada y el falso reflejo que se mostraba en sus ojos
Terminó matándola.

Y yo... ya no pude mirarla.


Raissen C.
Chile.

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Citamos a: Concha García

Retrato fingido

Algo de gozo, nunca un latido constante
y la forma de cerrar las ventanas en un corredor resentido.
Parece liviana. Cuando surge de broches y maquetas es aún silenciosa,
turulata y cambiante en recorridos viscosos.
Parece loable: sacrifica partículas con un tenaz balbuceo entre toallas y peines.
Es yerta y fría: poco tocable.
Se siente masticadora enervante y poco lucrativa
si le deja la lluvia panorama distinto.
Descorre camino muy punzón si salida es tener hipo con asco o si mira,
con un deshilvanado interés,
la espalda de una gruesa mirada comedora de ornamentados alfajores.
Recorre su tez con los dedos; es larga la costumbre de poner intervalos.
Perdona si sabe.
Dice que nunca se exalta y es brava la forma de no acentuar en absoluto las sílabas.
Tampoco mora. Ni habitaría.

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Fotografía por Raissen C.
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