A veces llueve

De la clausura de la fuente inmanente
se dejaron caer gotas de agua
que hablaban atropelladamente de tu cabellera,
todo a modo de discurso húmedo
sobre la seguía de las horas.

Ayer cayeron lágrimas como taladros
sobre el moho con que visto mis recuerdos.

¿Por qué y con que fin se multiplican los caminos?
Son demasiados para las plantas errantes
que sueñan con la eternidad del sueño.

Ese batir de alas como campanadas
sobre todos los espejos del universo,
la contraparte que en algún momento
queremos enmudecer, pero que sigue gritando
con la persistencia de manos ejecutando
aquel instrumento que siempre ancla
en corazones distraídos
o en la vestimenta interior de los abismos.

Si alguien pregunta si escribo,
diré que la vocal y la consonante
forman el tráfago donde entronizo mi locura,
la piel que despliega su manuscrito
para el llanto de tu escritura.

A veces hay respuestas
en los párpados de los abanicos.

A veces ahuyentan obstinados
colores de imágenes superpuestas al dolor.

A veces cuando llueve,
las bocas enmudecen en la tristeza de las pupilas
y las gotas resuenan en mi espalda
como golpes de féretro sobre el pecho terrestre,
entonces extraigo la sal del vivir
y ciego con ellas las heridas
que comienzan a palpitar
como revuelo de pájaros esquizofrénicos.

A veces la llamarada
quema como el hielo infinito que me acunó,
mis huesos discrepan del calor,
mi cuerpo discrepa de la estética,
entonces soy manojo de incertidumbres
con alma de desvaríos frenéticos,
soy de tal manera que casi no soy,
casi no soy en la inmensidad de esculturas parlantes,
pero esta boca se yergue con alma de mudo irreductible,
como mano fatal que lleva consigo el último aliento,
pero mi sueño seduce las marchas….

¡¡¡Ah!!! este sueño corrompe mis pensamientos lúgubres,
este sueño me roba el cuchillo asesino,
este sueño me roba el alquitrán de las noches…

¡Gran Dios!
Este sueño me resblandece el alma
cuando, inesperadamente, llueve
y cuando todo lo siento tan lejos,
tan lejos…
tan lejos.


Ima Sumac Calcina
Antofagasta, Chile
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Pintura: Gustav Klimt
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Citamos a Paul Verlaine:

A una Mujer (Extracto)

“Y es que, ¡ay!, la horrible pesadilla que me visita
No me da tregua, y va, furiosa, loca, celosa,
Multiplicándose como un cortejo de lobos,
Y se cuelga tras mi sino, que ensangrienta.”