Valorar

Puedo valorar lo invalorable y saber que es oro preciado,
las nubes en este tiempo desaparecen y momentáneamente asoman
su rostro como los gatos en el tejado.


Puede el día con su aura de luz apagar la tristeza del cuerpo,
corre día tras día él mismo para no envejecer
corre noche tras noche para despertar.

La ausencia busca sus vestidos para no mostrar pobreza
trata de valorar lo invalorable,
y desea comprender lo incomprensible;
y crea en nosotros la ambición
por el dinero.

Los que noche a noche bebemos de la misma botella,
y contamos nuestra vida,
flotamos en ella como burbujas del brebaje
que nos da más valentía, para cantar las
alevosías del viento que refresca nuestra cansada labor.

Cabalgamos siempre juntos, en un caballo ciego y loco
pero por más que me arrojo caballo abajo,
vuelvo a la montura de este juego
de carreras desenfrenadas de hipódromos sufridos.

Quería y queríamos valorar nuestro cansado trabajo
pero el aura de su vida nos abofetea.

Mis compañeros que valoran esta unión,
ofrecen los vinos de la vida en nuestra mesa;
y la madera de esta se tiñe de un color rojizo de
la pulpa de la fruta que valora a nuestras gargantas.

Y nosotros cual bebedores saciamos nuestro cuerpo
de brebajes milenarios, que como río seco deseoso
de beber moja su larga huella y la humedece hasta
llegar al éxtasis de su vida.

¡A valorar lo invalorable!
El árbol de la infancia,
las calles de tierra que tus pies pisaron,
y las muchas noches de conversación con los amigos que no están.
El cielo que te sonrió junto al volantín que encumbraste,
y el mar que mojo con su azul tu cuerpo.

Arturo Ciudad
Chile